Aunque se empleó el término Spania para designar a la península ibérica, debido al bilingüismo existente de modo oficial en los territorios ocupados por el poder musulmán entre el 711 hasta el 1492, circuló el término al-ándalus para designar esta amplia región al sur. Existen diversas teorías etimológicas del término. Los berebér llamaban vándalos a los habitantes de la peninsula; en realidad, el pueblo germánico que la gobernó antes de la dominación musulmana. De la expresión “u-andalos” -los vándalos–, de llegó a al-ándalos y su derivación al latín al-andalus. La tesis de que deriva de “landa-hlauts", el nombre godo de la antigua Bética no está respaldada por la comunidad científica –etimólogos e historiadores–. Finalmente, podría derivar de la alocución “Jazirat al-Andalus" –isla del Atlántico, pronunciado como al-lántico que latinizaría como al-lánticus y, posteriormente, al-ándicus–. Tras la batalla del Guadalete (en las marismas entre Medina Sidonia y El Puerto de Santa María), donde muere el rey visigodo don Rodrigo, la conquista de una península dividida fue rápida; a lo que siguió su independencia del Califato de Damasco. Córdoba pasó de ser un emirato a ser capital de un reino de Taifa, pasando por el califato. La guerra entre las diversas tendencias religiosas y políticas debilitó el poder musulmán, convirtiéndolos en tributarios del poder castellano-aragonés que emprenden una reconquista. Esta culmina en 1492, con la entrada en Granada.
Lo que vino después, es historia.